Se la considera la planta más dulce de la tierra. Es originaria de las comunidades aborígenes del Paraguay y actualmente es cultivada en Amazonas.

Contiene carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales. Sus hojas son 30 veces más dulces que el azúcar, no contiene calorías y tiene efectos beneficiosos en la absorción de la grasa y la disminución de la presión arterial.

Hasta el momento, no se reportan efectos negativos de ninguna clase. 1 taza de azúcar equivale a una cucharada y media de la hierba fresca o ¼ de cucharada del polvo de extracto de stevia.

Diversos estudios científicos destacan su valor antibiótico, especialmente contra distintas bacterias y hongos, por ejemplo sobre el Candida Albicans, productor de vaginitis en la mujer.

Lo más sorprendente es que no afecta los niveles de azúcar en sangre, muy por el contrario, se han demostrado sus propiedades hipoglucémicas. Además, mejora la tolerancia a la glucosa, lo que ha provocado su indicación en pacientes diabéticos.

Por otro lado, es un arma eficaz en la lucha contra la obesidad, no solamente porque ayudará a disminuir la ingesta de calorías, sino porque además reduce el apetito y la necesidad de consumir dulces de distinto tipo.

También se le atribuyen propiedades para el control de la presión arterial, dado su efecto vasodilatador y diurético y su capacidad para favorecer la regulación de la presión y los latidos del corazón.

En cuanto a su consumo, la stevia puede encontrase en tiendas de productos naturales y farmacias en forma de polvo o en su presentación natural. El polvo se disuelve en agua, para luego administrarse en gotas o por cucharadas. Se puede utilizar para endulzar cualquier alimento.

Evidentemente, como sucede con tantos productos naturales que hoy en día se redescubren pero que provienen de la sabiduría y armonía con la naturaleza de nuestros antepasados, ofrece una gran cantidad de beneficios para nuestra salud.